
Berenice
es una chica misteriosa y valiente; deliciosa en apariencia intrigante y
sobretodo su sabiduría para tener solo 16 años. Mientras Teddy es un
adolescente tierno e inocente, un poco ingenuo para su edad, pero me encantó su
colección de terror sus posters, camisetas y sobretodo monstruos de gominola,
pues yo solía tenerlos cuando era niña. Rescato muchísimo del libro la forma de
narrar de Juan, pues esta vez se ha decantado por la prosa poética, dejando un
poco de lado la lúgubre de sus otras obras. Este libro habla con su propia voz,
tiene música y sentimiento. Te llena de vida y sabiduría por parte de Berenice,
y de inocencia y amor por parte de Teddy. Además de que se convierte en un
viaje por diversas épocas de la historia, sobresaliendo el estilo
característico de Juan en todas sus novelas, como si sucedieran en los años
70s.
Me
gustó muchísimo el grupo de adolescentes pijas que han seguido los casos
criminales aparecidos a lo largo del libro. Muertes sin explicación aparente,
porque no hay ningún asesino en apariencia pero si varios cuerpos enfermos con
manchas rosadas, que nadie puede dar una versión forense de su estado, hasta
que poco a poco la historia se va desarrollando, y te adentras cada vez más en
sus vericuetos fantásticos. Comienzas a tejer la historia en tu mente y a dejar
que su narrativa te haga vibrar.
Os
dejo uno de los fragmentos que más me encantaron de la novela:
Su cabello, con la textura de la
seda, quedaba reunido en una coleta casual
que infundía a Berenice ese aire de poderosa y desafiante indiferencia. El iris de la chica
refulgía en centenares de colores, cada cual más intenso y brillante que el anterior, configurando un
arco iris imposible. Aspiró su felino y embriagador aroma. Berenice.
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